Desde hace 17 años y sin ningún apoyo oficial se ha mantenido invicta la escuela de boxeo, Pagua, en donde con disciplina y apoyo se aleja a jóvenes humildes de la vagancia y las adicciones.
De todo esto habló su director fundador, Roberto Pagua Díaz, quien es vicepresidente de la Asociación Michoacana de Box, quien por amor al ring entrena a hombres y a mujeres que abrazan este deporte.
Pagua Díaz impulsa con su experiencia a los aproximadamente 20 jóvenes que acuden a entrenar y que se van fogueando poco a poco; aunque explicó que «no todos son de pelea; hay chamacos que van iniciando y a esos no conviene todavía meterlos a pelear, hasta que ya agarraron el ritmo y si tienen ganan de participar en algún torneo, los preparamos, porque no es nada más de decirles súbete al ring».
Destacó que como es una «disciplina de alto riesgo, los aspirantes tienen que someterse a un proceso de preparación física, pero en dos meses, ya lo tenemos comprobado, ya saben meter las manos».
Añadió que «mi gimnasio es el más humilde, pero con la experiencia que agarré, durante el tiempo que estuve peleando y entrenando en Tijuana, forjamos buenos deportistas».
Evocó que con este proyecto ya cumplió 17 años y que todo se inició en el 2002, tras lo cual «he tenido la oportunidad de ir a Monterrey, Mexicali, Colima y muchas partes de la república a representar no sólo a mi escuela, sino a Uruapan y a Michoacán».
Hace poco con uno de sus alumnos estuvo en Guadalajara, en donde «le tocó un contrincante muy duro, pero mi muchacho lamentablemente no ganó. No me lo golpeó, los dos metieron las manos y dieron una pelea muy bonita. Fuimos invitados por la Asociación de Jalisco y nos felicitaron mucho».
«Este prospecto es Ildefonso Hernández y vive en un fraccionamiento de clase media y media alta, pero generalmente el boxeo es un deporte de muchachos muy humildes. Aquí hay cortadores de aguacate, albañiles y boleros. De entre los muchachos de calle salen los mejores boxeadores».
Refirió que su escuela no tiene ningún apoyo oficial, pero es «una chulada para ponerle dinero. Los guantes ya sean de una marca o de otra, no me duran más que un mes. Me preguntan si me conviene tener el gimnasio y le digo que yo no vivo de esto; yo tengo mi pensión, pero como me divierto».