Secum Presenta el XXV Festival Cultural de la Mariposa Monarca

 

Con un programa que contempla más de 100 actividades y por lo menos 520 artistas, 13 municipios michoacanos participarán en el Festival Cultural de la Mariposa Monarca, que se realizará del 24 de febrero al 6 de marzo y el cual, en su 25 aniversario, es coordinado por el Gobierno del Estado, a través de la Secretaría de Cultura de Michoacán (Secum), y cuenta con apoyo de Gobierno Federal.

En conferencia de prensa, la titular de la Secum, Silvia Figueroa Zamudio, destacó la necesidad de promocionar y cuidar a la Mariposa Monarca, de ahí la necesidad de efectuar actividades enfocadas a preservar su hábitat natural y aprovecharla a nivel turístico y cultural, pues se ha convertido en un símbolo de Michoacán e incluso de Estados Unidos y Canadá, desde donde viaja anualmente para permanecer en bosques michoacanos y mexiquenses.

También resaltó la pertinencia de que las dependencias del Gobierno Estatal se coordinen de manera más estrecha a fin de que la imagen de la Mariposa Monarca sea retomada por los artesanos y creadores michoacanos para la elaboración de productos que puedan ofrecerse a los visitantes interesados en llevarse un recuerdo de su visita.

Por su parte, la directora de Vinculación e Integración Cultural de la Secum, Mariana León Cornejo, explicó que el festival nace como una preocupación de los habitantes de la región por preservar los santuarios de la Mariposa Monarca, iniciativa a la que se sumó la dependencia estatal con el propósito de preservar y difundir el fenómeno natural de la migración del lepidóptero como parte de la biodiversidad de Michoacán, así como fortalecer la identidad cultural de los municipios de la región Oriente.

Detalló que en esta edición del festival participarán los municipios de Angangueo, Áporo, Contepec, Jungapeo, Hidalgo, Zitácuaro, Epitacio Huerta, Tlalpujahua, Senguio, Tuzantla, Maravatío, Ocampo y Tuxpan, bajo la visión de conservar su riqueza biótica y fortalecer su identidad cultural, lo que ha permitido que el festival sea reconocido en todo México e incluso en el extranjero.

Las actividades tendrán lugar en museos, casas de cultura, jardines, plazas públicas y escuelas, a fin de generar mayor integración social. También se ofrecerán dos proyecciones de mapping, uno en Angangueo durante el acto inaugural, y otro más en Tlalpujahua, que irá acompañada de música en vivo, a fin de proyectar elementos característicos de la región.

Resaltó que se han realizado acciones que contemplan procesos de reconocimiento en cuanto a la importancia que tiene para los municipios proteger su entorno natural, concientizar a la población y capacitarla para fortalecer la promoción y difusión de dicha riqueza cultural natural, generando proyectos autogestivos de retroalimentación con su biodiversidad. Lo anterior ha permitido mejorar la relación de las personas con su entorno al desarrollar una mejor comprensión del mismo con base en el respeto la valoración, la crítica, la creatividad y la participación.

De su lado, y a nombre de sus homólogos de la región Oriente, el presidente municipal de Angangueo, Leonel Martínez Maya, destacó la importancia del festival y del cúmulo de experiencias que ha generado a lo largo de un cuarto de siglo a través del trabajo y la colaboración con la Secum, lo que ha permitido la participación y beneficio de un mayor número de personas en los rubros de la gastronomía, el comercio, el arte y el turismo, por mencionar algunos.

Ante representantes de los municipios que participan en esta edición del festival, así como del presidente municipal de Áporo, Pascual Merlos Rubio, el edil de Angangueo indicó que dicha actividad debe difundirse a nivel nacional e internacional, y expuso que el año pasado se brindó atención a cerca de 21 mil personas deseosas de observar a la mariposa, que ocupa alrededor de 4 hectáreas de bosques en el santuario de la Sierra Chincua.

A 25 años de haber iniciado y bajo el lema “Para que siempre vuelvan”, el Festival Cultural de la Mariposa Monarca cumple con el objetivo de que la población se vincule y considere la riqueza de la biósfera o el patrimonio histórico-artístico, no como un recurso para consumir o explotar, sino como un potencial disponible para el desarrollo de las nuevas generaciones, de acuerdo a sus propias iniciativas y formas de organización.