El presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Luis María Aguilar Morales, aseveró que se ha avanzado en la participación política de la mujer, pero no ha sido suficiente.
“En 1979, había una gobernadora en el país. Hoy……. también. Todavía queda el resabio de marcar el ámbito público para los hombres y el privado para las mujeres. Todo parecía apuntar que de manera paulatina se iba a ir incrementando el número de mujeres en puestos públicos y de elección popular, pero no ha sido así”, señaló.
Al participar en el Seminario Mujeres en el Siglo XXI, Perspectivas y Desafíos que se desarrollará en tres sedes: el Senado de la República; el Tribunal Federal de Justicia Administrativa y la Suprema Corte de Justicia de la Nación, apuntó que existe una subrepresentación histórica que ha sido necesario modificar.
“Hubo que recurrir primero a las cuotas y luego fijar la paridad. Veremos qué avances se dan en el proceso electoral en marcha”, dijo en la sede del Senado.
Expuso que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación ha tenido conocimiento de casos de violencia política que es necesario atender y puso como ejemplo que muchas candidatas son objeto de críticas. “El tema es de hoy. No solo es necesario reforzar el derecho a ser votadas, sino evitar estereotipos de género que llevan a una competencia desleal”.
Recordó que México aún no ha firmado ni ratificado el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), del 16 de junio del 2011, en vigor desde el 5 de septiembre de 2013, sobre el trabajo doméstico, que ya ha sido suscrito por 24 países, 13 de ellos latinoamericanos.
“En tanto se ratifica, será tarea del Poder Judicial interpretar, de conformidad con los principios que en materia de derechos humanos consagra la Constitución”, indicó.
El juez también condenó la violencia y el acoso contra las mujeres, al considerar que “esta actitud criminal masculina, quizá constituya una machista revancha en contra del crecimiento y éxito de las mujeres”
Añadió que esta clase de actos, al tratarse de un problema estructural, deben ser eliminados con la acción de todos, tanto instituciones como personas, y que debe tomarse a la ligera.
“No hay que menospreciar el acoso como forma de violencia, porque, desde ahí se puede percibir que alguien se siente con el derecho de rebasar límites, de no ver a la mujer como sujeto con dignidad, sino como objeto susceptible de agredir”