“Tengo dos pequeñas, una que va a cumplir 15 años este mes, y tengo una que tiene 12 años”, dice, entre lágrimas, una mexicana deportada desde Estados Unidos.
Así se viven las deportaciones en México. Con llanto, con rabia, con desesperación.
Kelly Trejo dejó Estados Unidos, el país donde nació, para alcanzar a su esposo deportado en México.
“Estoy aquí porque a él le dieron una prohibición de 10 años para entrar a los Estados Unidos, él es mi esposo y lo amo, vine aquí para vivir con él”, explica Kelly Trejo, ciudadana estadounidense.
Ahora vive cerca de Ciudad Hidalgo, Michoacán, con sus dos hijos nacidos en Estados Unidos. Sus padres son de Kentucky.
Yazmin Espinoza ya no puede ver a sus hijas Ana Luisa y Yazmin. Se quedaron en Indianápolis, Estados Unidos, con una tía. Yazmin fue deportada hace unas semanas.
-¿Ya no puedes entrar a Estados Unidos?
“No, tengo una deportación de 20 años”.
-¿20 años?
“Sí”.
-¿Qué vas a hacer?
“Tratar de implementar aquí un negocio”, dice María Yazmin Espinoza, deportada desde Estados Unidos.
Con la administración de Donald Trump se cancelaron oportunidades de reunificación familiar. En el oriente de Michoacán, los pueblos le dan la bienvenida a los retornados, pero faltan recursos económicos.
“Porque este año nada más nos dieron apoyo para 10 inmigrantes en retorno, o deportados, cuando nosotros tenemos una lista de 40. Porque nuestros migrantes a veces llegan de allá aquí y no tienen ni casa donde vivir, no traen solvencia económica para subsistir, aquí no hay forma de poderles apoyar a ellos”, señala Herminia Bautista, de Apoyo al Migrante en Michoacán.
En Michoacán, en los últimos 3 años regresaron aproximadamente 50 mil migrantes por deportación o retorno voluntario. Las autoridades entregaron apoyos a 12 mil de ellos.
“Los que llegan a la ciudad, apoyos como tiendas, comercios chicos, económicos, para que ellos comiencen a sobresalir adelante”, dice Herminia Bautista, de Apoyo al Migrante de Michoacán.
El esposo de Kelly Trejo tenía dos fuentes de ingreso en Estados Unidos, pero en México no ha encontrado un empleo fijo.
“Está difícil económicamente, solamente dependiendo de un sueldo bajo, ni el sueldo bajo que le dan a él”, afirma Kelly Trejo, ciudadana estadounidense.
“Muchas personas que están en Estados Unidos tienen muy pocas expectativas, al igual nosotros de poder reunirnos con nuestras familias”, considera Maria Yazmin Espinoza, deportada desde Estados Unidos.
Carlos Heredia, académico del CIDE, advierte que las órdenes ejecutivas de Donald Trump podrían hacer realidad una deportación masiva y que podrían expulsar a más de 3 millones de trabajadores indocumentados en un año.
Explicó que la administración de Barack Obama deportó a 300 mil mexicanos por año, pero la cifra podría multiplicarse.
“El muro de Donald Trump es real, pero es un muro social, no es de material, es una barrera, es una confrontación, es una especie de Apartheid que Donald Trump ha estado creando, entre nativos y extranjeros”, asegura Miguel Moctezuma, del Centro de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.
Para el retorno de población migrante a México, los entrevistados recomiendan mejorar la información sobre reintegración a México, otorgar más facilidades para revalidar los estudios hechos en Estados Unidos y dar más oportunidades de empleo.
“Yo sé que hay más programas donde ayudan al migrante, pero que haya más información sobre eso, porque muchas veces no tenemos información y no sabemos a dónde acudir”, dice Maria Yazmin Espinosa, deportada a México.
“¿Qué está pasando con las familias binacionales? Nos están separando, demasiado triste”, concluye Kelly Trejo, la ciudadana estadounidense que eligió viajar a México con su esposo deportado.
con informacion de Televisa