Habitantes de San Pedro Mantuvieron a Raya a los Ebrios.

Habitantes de San Pedro lograron mantener a raya a los ebrios que se adjuntan a los diferentes desfiles de Las Yuntas, con los que culminan las fiestas de los barrios fundadores, y que en esta vez también hicieron su aparición.
Tan solo dos mujeres que iban flanqueando a una banda de música lograron contener a cientos de hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes y varios de ellos menores de edad, que iban ingiriendo bebidas embriagantes, jugando con espuma en aerosol y generando bulla, tras los grupos de danza que le ofrendaron sus pasos a la figura del apóstol, que según las creencias tiene en su poder las llaves de la Gloria.
En este año el contingente cultural que cerró la fiesta del barrio de San Pedro, fue bendecido por abundante lluvia, la cual comenzó a precipitarse en el área del centro de la ciudad, desde que la columna multicolor partió del atrio de su templo del siglo XVI, hasta mucho después de que terminó el Desfile de Las Yuntas.
El control fue tal que en esta ocasión dio la impresión de que fueron los más los integrantes de los grupos de danza que los que se dedican a hacer desmanes empañando el sentido del fin de fiesta.
A pesar de la abundante lluvia, con garbo y elegancia los grupos de danza lucieron sus costosos atuendos y deleitaron con sus coreografías a un público fiel que los esperaba, apiñado en el portal alto, en el Santos Degollado y bajo los toldos que aún se encuentran frente a la pérgola municipal.
Aguadoras, Comideras, los Itzingos, Negritos, Doncellas, Cosechadores y Yunteros, consumieron el trayecto acostumbrado, empapados pero sonrientes, pues lo movía la devoción hacia San Pedro y la imagen del churipo que los aguardaba para reponer las energías consumidas por las danzas.
La columna policromada que los grupos de danza estuvo encabezada por la figura peregrina de su santo, su Ireri, Cristina Guadalupe Urbina Mercado y la bandera P’urhépecha.